24 agosto, 2016

Tumaco envuelto en una ’maldición’

Editorial Diario del Sur
Genera desazón que a Tumaco, una región con tanta riqueza natural, cultural y una envidiable posición geográfica sobre el Pacífico, la hayan convertido en el nido de la corrupción y en donde son tantos e inverosímiles los casos de violencia, irregularidades administrativas y violaciones de los derechos fundamentales que ya no asombran, y al contrario llama la atención de la opinión pública cuando hay un día en el que no ocurra nada anómalo en el Puerto nariñense.
La semana anterior Tumaco figuró otra vez en los medios regionales y nacionales como el municipio con la tasa más alta de homicidios, más de 80 en lo corrido de este año (hasta la semana anterior) y también por la podredumbre que pulula en la ESE Hospital San Andrés que la tiene al borde de la intervención y la desaparición, hasta el punto que el gobernador de Nariño, Camilo Romero, se atrevió a expresar que definitivamente a este centro asistencial se lo robaron.Pero no acababa la semana cuando se presentó una emergencia que hizo colapsar a los hospitales Divino Niño y San Andrés. 177 niños y adolescentes entre los 5 y 19 años de edad de tres instituciones se intoxicaron con alimentos de los restaurantes escolares.En medio de la desesperación de padres y estudiantes surgió el nombre de  Nutrisoya, operador de los restaurantes escolares de las instituciones Santa Teresita, Técnico Popular del Pacífico y Nuestra Señora de Fátima, de donde son los estudiantes intoxicados.Para colmo de males, toda esta emergencia por la intoxicación con alimentos descompuestos dejó un muerto. Según las denuncias, Juan José Escobar, hijo de una manipuladora de alimentos que trabaja con Nutrisoya, falleció luego de consumir la comida que su madre le llevó, que sería la misma con la cual se envenenaron los niños y adolescentes.En algunos medios de comunicación locales ya conectaron la relación de Nutrisoya que depende de una fundación, con la alcaldesa Emilsen Angulo Guevara, lo cual tendría que establecerse. Sin embargo, lo que sí se tiene que determinar es la responsabilidad en este caso que puso en riesgo la vida de decenas de estudiantes y, dada la investigación, sancionar con toda la contundencia.Estos últimos hechos que nos muestran la cara desfigurada de nuestro Puerto, no le hace olvidar a la comunidad que se podría quedar sin alcaldesa a menos de 8 meses de haber asumido el cargo, tras la demanda de nulidad electoral que cursa en el Tribunal Administrativo de Nariño y que en un reciente concepto de la Procuraduría General de la Nación le pide a ese organismo convocar a nuevos comicios en Tumaco, dándole la razón a los demandantes.Este sombrío panorama obliga a las autoridades nacionales y departamentales a intervenir de inmediato y tomar decisiones de fondo. Eso quisiéramos, pero en la realidad sabemos que los estigmas seguirán pegados de Tumaco porque no hay la voluntad de expulsarlos.

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